Qué estoy haciendo?
Si bien se cree que el dolor y la tragedia hacen más hermosos a los poemas nunca creí que fuera algo para preocuparse. Pensé que sólo locos masoquistas dedicados a su “literatura” sacrificarían al amor para sacar su aroma y jactarse por ello. Nunca pensé que pudiera ser una regla de la vida, así como pensé que nunca encontraría dificultad en ofrecerle a Ella las palabras de amor que nos llevan a nuestro mundo; el riesgo de convertirse en gente común de palabras insípidas es real.
El amor parece ser martirizado por alguna clase de paradoja universal: Si tengo la fortuna de tenerla cerca la tinta en mis palabras se agotan antes de llegar al papel y expresarle mi gratitud por la dicha de sentir su amor; cuando se aleja por no escuchar las palabras que necesita de mi boca, me devoran poco a poco las ansias de enmarcar su rostro en mi pecho para dedicarme a recordarla en rimas y canciones de su encanto.
En estos rincones de mi silencio busco construir con mis manos trazo por trazo las palabras que tienen tu nombre y no han salido a respirar tu aroma. Son tuyas. Con esta confesión empiezo.
{ Te adoro... }
En estos rincones de mi silencio busco construir con mis manos trazo por trazo las palabras que tienen tu nombre y no han salido a respirar tu aroma. Son tuyas. Con esta confesión empiezo.
{ Te adoro... }
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